miércoles, 28 de agosto de 2019

Fútbol Diferido

Hoy, en el informativo, ese trompo marcado que siempre cae de un lado, una de las noticias que me sorprendieron fue casualmente una deportiva. Incluida en los deporte pero que no tiene nada de deportiva , más bien económica, mas bien política.
El juvenil Darwin Nuñes es transferido al Club Almería.
En nuestro fútbol es común que juveniles sean adquiridos por clubes europeos, pero este caso tiene particularidades. Lo primero es el monto de la transferencia, 8 millones de euros por un jugador que no tiene ni 15 partidos en primera división. Se presentaban detalles de la suma que recibiría el club vendedor, Peñarol en este caso y otros detalles sin mucha importancia. Si me llamó la atención que parte del trato supone ingresos para el club vendedor luego de que el jugador cumpla 20 partidos en primera y otro ingreso al cumplir 40 y otro ingreso en el caso de que el club Almería logres el ascenso. Cualquier similitud con un bono de deuda es mera coincidencia, o no, ya que el nivel de mercantilización que se realiza en  esta operación es bastante descarnado y explícito.
Digamos que el jugador ahora no solo tiene que cumplir las expectativas del club comprador, sino también y a la vez del club vendedor. Es imposible zafar de esa presión a la cual se somete a un muchacho de 19 años.
Hace un año y medio atrás Darwin Nuñez estuvo a punto de dejar el Fútbol. Un lesión grave que tuvo, lo hizo dudar de su continuidad en esa profesión. Con el apoyo de su entorno se recuperó y comenzó para él una serie de experiencias encadenadas que lo llevaron a su presente. Debut en primera división, campeonato mundial sub 20 y juegos Panamericanos.
De casi estar fuera del fútbol, a un pase millonario que le soluciona muchas cosas, en muy poco tiempo. Difícil de manejar.
Hoy tuvo que atender a todos los medios en el aeropuerto antes de su partida. Dentro de dos días se hará la prueba médica, presentación y a entrenar con un grupo de compañeros nuevos, que no conoce y que seguramente varios estén en una situación similar. Una ciudad nueva, una casa nueva un modo de vida nuevo, alejado de lo que conoce y con la necesidad de no fracasar. ¿Mucho no?
Como jugador, las condiciones le sobran como para ser dentro de unos años un goleador de nivel internacional. Pero no solo alcanza con tener condiciones.
Probablemente dentro de poco sea reservado para algún partido de la selección mayor. Pero esa situación responderá no solo a sus condiciones técnicas. Cuando alguien como Darwin o cualquier otro,le toca vivir una situación de este tipo, necesita un espejo en donde mirarse y poden un grupo como la selección uruguaya tiene 23 espejos para mirarse, 23 espejos con quien hablar y una forma de conducta que permite llegar a donde él quiere llegar. El viejo zorro del bastón lo sabe, así lo preparó y así trabaja. Porque entiende el valor de determinadas prácticas y el valor de los grupos.
Hay algunos que todavía no entienden que sin estas cosas no es posible competir, pero que la competencia trasciende los límites del espacio y el tiempo de un partido de fútbol, de un mundial y de una eliminatoria. Algunos no lo entenderán nunca.
Al final de la nota, el muchacho de 19  años contó que su madre salía a recoger botellas para vender y con eso juntar para comprarle unos botines de fútbol, como su padre, obrero de la construcción, trabajaba 12 horas para parar la olla y darle a él y su hermano comida y abrigo. Que su primera acción con ese dinero será comprarles una casa en Artigas. Por un momento sentí que esa era la prueba de que ese muchacho va a llegar, va a convertirse en un profesional de nivel internacional y que la presión enorme que tiene para él, es solo parte de su trabajo. Pero no, existen todas las otras cosas. Mucha suerte Darwin.