domingo, 20 de enero de 2019

La obra pública y el infantilismo de izquierda

Hace algunos días se encuentra circulando un audio realizado en el año 2018, de un abogado que habla del contrato firmado por Uruguay con UPM, caracterizando al mismo como ilegal e inconstitucional. Por supuesto que los detractores del gobierno reproducen nuevamente este contenido, en el afán de darle un respaldo jurídico a su oposición. Estos mismo que declaran en contra de las leyes burguesas, ahora se amparan en las mismas para hablar de ilegalidad e in constitucionalidad.
La raíz de todo, básicamente, el la crítica a lo que Uruguay se compromete para asegurar la instalación de la planta de UPM. Estas obras corresponden a carreteras, puertos, vías férreas y otro montón de obras de construcción y servicios, que el Uruguay se compromete. Se pone un ejemplo bastante infantil en relación con esta situación, la cual relata la analogía de un supermercado construido por el estado y que luego se lo otorga a un privado para su explotación. Infeliz ejemplo.
El estado uruguayo se ha comprometido con la mayor inversión en infraestructura de la historia del país, cerca de unos 12 mil millones de dólares. Se cuestiona por lo tanto la capacidad de generación de infraestructura por parte del Estado, por el simple argumento que es para UPM. Me cuesta imaginar todas esas rutas transitando únicamente vehículos con la marca UPM, ya que al parecer ese será su único uso, ya que el resto del trasporte carretero ira por vaya a saber donde, en los caminos de la vida. Otro tanto con el ferrocarril, ya que parece que los trenes van a tener la marca UPM y tampoco se podrá hacer correr por esos rieles algún caballo loco con la marca AFE. Parece que se olvidaron que los trenes que trasladarán la carga tiene un grafiti que dice AFE.
¿Qué otra cosa está en juego? Más de 50 mil puestos de trabajo directos relacionados con la industria de la construcción y afines, logística, tecnología y servicios.
Será porque también todos esos trabajos son para UPM, sí como los trabajadores, viles capitalistas que trabajan por un salario que una empresa asquerosa los emplea. Unos verdaderos hijos de buda.
Me imagino al obrero de la construcción con éste dilema ético:
tengo trabajo por 2 años pero para la empresa capitalista UPM.
¿ seré responsable como instrumento del capital trasnacional? Pero a mi me contrata SACCEM! AH! soy una buena persona entonces.
Al parecer hacer rutas está bien si las hace el Estado, pero no como ahora, que es para la podrida planta de celulosa, mejor hacerla para que las podamos ver, porque seguramente lo que pase por ahí en un futuro, serán productos y materia primas limpias de trabajo asalariado, explotación y plusvalía.
Parece joda que gente que dice defender la obra pública como instrumento de desarrollo de un país no pueda entender que en cualquier país del mundo las obras públicas de infraestructura se realizan sobre la base de emprendimientos económicos de gran escala y que las mismas posibilitan el mejoramiento de las condiciones para el resto de las actividades económicas que se realizan en el territorio. ¿Como no se puede visualizar que esas obras significarán el empleo de miles de personas en cerca de siete departamentos, mejorando las condiciones de trabajo de la gente, posibilitando la incorporación de nuevos medios de transporte necesarios y generando las condiciones para sostener este tipo de obras para el futuro? Todo en base a dos palabras: ilegal e inconstitucional.
Otra de las cuestiones que se resaltan como negativas, y acá encontramos el zenit de la paja mental, es el papel que supuestamente el Estado asume, al obligarse a incorporar carreras técnicas y enseñanza en general, relacionada con la actividad forestal en toda su cadena de producción. Esto obviamente parte del supuesto que está mal formar personas para el trabajo, como si después de formarse uno no tuviera que salir a trabajar. Parece que dictar una tecnicatura en desarrollo forestal es hacerle los mandados a UPM. Lo único que refleja esta postura, el el desconocimiento total de que es la educación, para que sirve y como desarrollarla. Parece que es mejor traer técnicos del exterior formados en una de las actividades económicas más importantes del país, que formarlos en el Uruguay. Capaz que después cerramos la facultad de Agronomía, porque los frigoríficos son casi todos brasileros o los campos son de argentinos. Mejor que los guríses de Rivera, Tacuarembó, Cerro Largo y otros sigan viniendo a estudiar contador o abogado a Montevideo, en su mayoría gente con recursos, pero claro, eso no es tan importante.
Entonces la esquizofrenia se resume a tener que evaluar cada obra pública por su carácter moral, lo que significa llevar la discusión a reglas de conducta, por lo tanto a ver quien la tiene más grande,pero es un buen samaritano.
Yo supongo que Latorre habrá tenido estas mismas discusiones cuando vinieron los ingleses a construir el ferrocarril. Claro, en aquellos tiempos no se jodía con el tirano. Después el ferrocarril se convirtió en un emblema nacional y ya no importaba tanto que los cerdos imperialistas lo hayan construido. Ahora lo construye el Estado, pero la esquizofrenia tiene más de cien años.
Obviamente que estas obras tienen aspectos que el Estado debería solucionar de otra manera, pero eso será tema de otras entregas. Lo principal acá es la total incapacidad de ciertos argumentos de "izquierda" que rondan la locura y la total falta de propuestas para un desarrollo económico, el desconocimiento de la economía y el total desprecio por el  trabajo de la gente, que es nada mas y nada menos el pan de cada día.