Recibimos y compartimos
Es mi intención, a través de esta columna, exponer las
razones que me llevan a votar a Lacalle Pou y compartirlas con ustedes, con el
objetivo de convencerlos que es esta la
mejor opción para el país de los próximos 5 años.
Primero expondré las conveniencias económicas, materiales,
de fondo que, creo, serán compartidas por la mayoría de ustedes. Luego me detendré
en aspectos simbólicos que, aunque implican también razones materiales,
refieren a cuestiones morales y sociales.
¿Por qué económicamente nos conviene que gane Lacalle?
Porque desde que la izquierda gobierna este país los
empresarios, los productores, los emprendedores, hemos sido perjudicados de múltiples
maneras.
A modo de ejemplo:
En el año 2004 el salario medio de los empleados de mis
establecimientos rondaba los $ 5000. En 10 años de este gobierno ese promedio
se ha multiplicado por 4. El salario mínimo de mis trabajadores ronda, hoy día,
los $ 14000. Ni que hablar de los salarios de los cargos de mayor
responsabilidad y/o antigüedad.
En el año 2004 podía elegir a mis empleados. Un aviso en el
diario del domingo me proporcionaba, los lunes, una cantidad de postulantes que
no bajaba nunca de los 20. Mis empleados más antiguos, algunos de ellos con 20 años en la empresa, eran considerados parte
de la familia. Desde que el FA asumió el gobierno conseguir un empleado,
medianamente decente, y retenerlo se ha transformado en una odisea y retener a
los más antiguos en una ardua negociación que implicó aumentos considerables en
su salario y la perdida de esos hermosos lazos.
En el año 2004 las licencias las decidía yo de acuerdo a las
conveniencias de la empresa. Muchas veces lograba que la mitad de esos días no
se los tomaran y los trabajaran, aclaro que pagando el salario vacacional y la licencia
como correspondía. En estos últimos 10 años he asistido horrorizado a
solicitudes de licencias por estudios, por maternidad, por paternidad, por
donar sangre, por Papanicolaou, por los más absurdos motivos, sin tener en
cuenta las necesidades de la empresa. He tenido que aplazar mis vacaciones de
verano para poder organizar las vacaciones de verano de mis empleados sin que
se vea afectado el normal funcionamiento del establecimiento.
En el año 2004 un contenedor con mercadería demoraba 15 días
en salir del puerto, hoy día solo uno o dos, pero las inspecciones se han
triplicado.
En el año 2004 pagaba por concepto de IVA, Cofis, IMESI,
IRAE, IMEBA etc. la décima parte de lo que hoy debo pagar. Y con la Ley de Inclusión
Financiera estoy seguro que duplicare para el próximo año mis aportes.
Cualquier empresario sabe que antes podíamos deducir el IVA
de todas nuestras compras, de nuestras vacaciones, de los combustibles etc. Hoy
tenemos que demostrar que esas compras son para la empresa.
Cualquier empresario sabe que los bienes inmuebles que se adquirían
nunca se ponían a nombre del titular de la empresa. Si la misma tenía que
cerrar por algún motivo nuestro peculio estaba a salvo de cualquier demanda.
Hoy para hacer lo mismo debemos apelar a sofisticados mecanismos de ingeniería contable
que demuestren como obtuvieron sus ingresos nuestros familiares.
Estos son solo algunos de los aspectos en que hemos sido
perjudicados por los 10 años de gobierno del FA. Hay muchísimos más, sin duda, y si vuelven a
ganar se seguirán sumando.